«Infiel», de Carlos Alberto Uribe Estrada, en Concurso Microrrelatos «Villarta»

¡Jamás bebí tanto vino! Siete botellas del mejor: «Hacienda Villarta». Desperté a la madrugada en un raro lugar, asustado y con resaca. A mi lado una mujer envuelta entre sábanas. Pensé en mi esposa: “Maldito traidor».

Me vestí y tomé mis cosas. Quise huir sigilosamente de allí pero ella salió de entre las sábanas —era mi esposa— y dijo:

-¿Adónde vas amor? Está oscuro y todos duermen en el hotel.

Muchas gracias a Carlos Alberto Uribe Estrada por su participación.

Suerte en el concurso.

«Ella se fue», de Maria José Baña Vecino, en Concurso Microrrelatos «Villarta»

Rellenaba su copa al entrar en casa e iba despojándose de su piel de la calle  poco a poco como en un juego erótico, degustando el vino. Él ni la miraba. Conocía ese ritual.

Se encargaba de comprar esas botellas de bodegas “Hacienda Villarta” que tanto le gustaban. Ahora era él en su soledad el que dejaba lentamente escurrirse el líquido entre los labios paladeándolo ¿cómo nunca la había saboreado a ella?

Muchas gracias a Maria José Baña Vecino por su participación.

Suerte en el concurso.

«Plenitud», de Inmaculada Navarro Ruiz, en Concurso Microrrelatos «Villarta»

Acomodado en un rincón en la bodega de la Hacienda Villarta, el viajero del pañuelo en el bolsillo, disfruta del aroma y el sabor de su tinto Besanas.

Mientras tanto, una figura distinguida y elegante se desliza entre las mesas. La intensidad de su mirada se refleja en la copa rompiendo la armonía y el sabor cálido y profundo, en su boca, enriquece la plenitud de su deseo.

Muchas gracias a Inmaculada Navarro Ruiz por su participación.

Suerte en el concurso.

«Última hora», de María Elena Rubio Martín de las Mulas, en Concurso Microrrelato «Villarta»

El cadáver del prestigioso sumiller L.G.L. encontrado hace una semana en las bodegas “Hacienda Villarta” junto con una copa de vino vacía, es el resultado de la venganza amorosa de P.C.B. la cual enamorada del difunto, decidió tomar venganza cuando éste la dejó por A.M.C. y aprovechando una cata, decidió echarle unas gotas de acónito, un potente veneno, que le provocó le muerte.

Muchas gracias a María Elena Rubio Martín de las Mulas por su participación.

Suerte en el concurso.

«Fuiste tú», de Miguel Ángel Moreno Cañizares, en Concurso Microrrelato «Villarta»

Me acompañaste en las noches lluviosas de abril, en la soledad de mis atardeceres ocultos bajo una luna menguante, cuando las rondallas aireaban sus capas por entre los muros de piedra. Me regalaste un puñado de sonrisas fáciles y sueños dorados.

Fuiste tú, roja pasión. Y doy gracias al cielo por escoger la “Hacienda Villarta” para regalarme tan noble vino.

Muchas gracias a Miguel Ángel Moreno Cañizares por su participación.

Suerte en el concurso.

«Alma de Villarta», de José Luis Baños Vegas, en Concurso Microrrelato

Ensueño en la Hacienda de Villarta. Sabia imperecedera de una bodega de leyenda en la falda de Gredos, junto al Alberche.

Ritos ancestrales perpetuados por titanes vinateros en el calendario del tiempo. Quietud que se atavía con precisos ropajes de madera noble y silencio.

Renacer de aromas y colores que acarician suavemente el cristal. Labios que aprendieron a esperar el anhelo del vino y al fin sucumben a su sabor. Brindis en Escalona.

Muchas gracias a José Luis Baños Vegas por su participación.

Suerte en el concurso.

Concurso Microrrelatos «Villarta»

«El momento apropiado», de Plácido Romero Sanjuán.

Gracias a la pericia del piloto, el avión pudo aterrizar en la isla. Nadie resultó herido. Desgraciadamente, no había forma alguna de comunicarse con el exterior; habría que recurrir al método tradicional.

Encontraron una botella de Besanas tinto de la Bodega Villarta. Sin embargo, el sumiller que iba a bordo indicó que aquel no era el momento apropiado para abrirla.

Muchas gracias a Plácido Romero Sanjuán por su participación.

Suerte en el concurso.

«Consagración», de Pablo Espina Puertas, en Concurso Microrrelatos «Villarta»

Genuflexión. Duda entre el remordimiento o la exculpación.

Rememora su pecado: sucumbir a la tentación de abrir el  armario donde guarda su tesoro: Besanas Crianza de Hacienda Villarta.

Rellenar las vinajeras para la consagración y anticipar sensaciones celestiales con el regusto de un trago.

¡Qué fervor. Mirando su semblante parece que realmente se esté convirtiendo en  la sangre de Cristo! – piensa la feligresa cuando el cura alza el cáliz.

Muchas gracias a Pablo Espina Puertas por su participación.

Suerte en el concurso.

Hacienda Villarta

«Perro listo», de Cristina Jimenez Urriza, en Concurso Microrrelatos «Villarta»

-¡Hugo!, ¡Hugo!, ¡vuelve!, ¿Dónde vas?

Al ir tras de él, me encontré en mitad de una viña y, a lo lejos, le veo. Veo a mi perro y grito de nuevo:

-¡Hugoooo!

Se adentra en una bodega, Hacienda Villarta. ¿Hacienda Villarta? Adentrándome a buscarlo, me cautiva el aroma, ha envejecido, a roble, a chocolates, a vainillas… y en el fondo lo veo, en la puerta de la tienda, esperando a que compre ese majestuoso vino.

Muchas gracias a Cristina Jimenez Urriza por su participación.

Suerte en el concurso.

Hacienda Villarta

«El púrpura de las estrellas», de Javier Ballesteros García, en Concurso Microrrelatos «Villarta»

Con la copa en la mano, a las faldas de la sierra de Gredos y junto al río Alberche, contemplaba en la compañía de mi alma el Cinturón de Orión en el cielo estrellado de Escalona, formando las estrellas una conjunción sin igual que se veía reflejada con destellos púrpuras en el vino de la Hacienda Villarta, que saboreaba como frutos rojos al son de las estrellas y de mi esencia.

Muchas gracias a Javier Ballesteros García por su participación.

Suerte en el concurso.

«Lluvia», de José Luis Alvarez Gago, en Microrrelatos «Villarta»

Al salir de la Hacienda Villarta, llovía como nunca había llovido en todo el verano. El viejo 850 de mi padre se ahogaba bajo aquellas gotas y, al final, claudicó.

Corriste hacia el árbol y te seguí despacio. A su abrigo, te sorprendí con dos copas y su alegre tintineo en una mano y, en la otra, una botella de Besanas. Bebimos hasta que no supe si tu risa era vino o tu pupila agua.

Después tus besos tibios… y la luna.

Muchas gracias a José Luis Alvarez Gago por su participación.

Suerte en el concurso.

«La cena», de Ángel Manuel Gálvez Hervás, en Concurso Microrrelatos «Villarta»

Miguel cuidó hasta el más nimio detalle. Tomó el decantador y, en aquellas dos cunas de cristal, sirvió un Besanas de la Bodega “Hacienda Villarta”. Dijo que, en la copa, susurraban los sarmientos padres de este reserva divino.

Me miró a los ojos, brindamos y me dejé inundar de sensaciones. Me enamoré al instante y mi corazón sigue latiendo por él.

De Miguel hace mucho que no sé nada.

Muchas gracias a Ángel Manuel Gálvez Hervás por su participación.

Suerte en el concurso.

«Euforizante», de Juan Manuel Pérez López, en Concurso Microrrelato «Villarta»

El plasmarradar del OVNI mostró: fortaleza  sospechosa conteniendo cilindros de líquido rojo. La imagen, nunca antes vista, alarmó al ciberoperador que informó al astrocapitán; éste, introdujo en el neodesencriptador el nucleoalgoritmo cifrado.

Descifrado, leyó:

• Identificaciones:
  • Fortaleza: BODEGA “HACIENDA VILLARTA”.
  • Líquido rojo: EUFORIZANTE DENOMINADO VINO.

Muchas gracias a Juan Manuel Pérez López por su participación.

Suerte en el concurso.

«Un pequeño placer», de Olga Ayza Pérez, en Concurso Microrrelatos «Villarta»

De color rojo intenso, suave, con una dispersión de matices embriagadores que llegan a mi garganta, así siento este vino, como la siento a ella.

No puedo evitarlo. Cada año me acerco a la bodega “Hacienda Villarta”, donde la conocí, para recordarla más cerca.

Son pequeños momentos de placer. No sé si volveré a enamorarme, lo que si sé es que existe este pequeño paraíso.

Muchas gracias a Olga Ayza Pérez por su participación.

Suerte en el concurso.